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La Naturaleza Humana (página 2)




Enviado por jaimemontoya



Partes: 1, 2

Ese orden es un orden dinámico. Esto es
especialmente claro en el caso de los seres vivos: su plenitud se
alcanza tras el crecimiento. El orden significa armonía
y belleza, plenitud y perfección de las cosas. Por eso
se puede decir que lo más importante en el hombre son
los fines, es decir, aquellos objetivos
hacia los cuales tiende y se inclina. El hombre, por
naturaleza, ha nacido para lo excelente. Y eso no está
dado en el punto de partida más que como
inclinación natural. Dar cuenta de esa inclinación
es una tarea de la cual cada uno es, en último
extremo, el responsable.

DIFICULTADES DEL CONCEPTO DE NATURALEZA
HUMANA

Para entender correctamente qué es el hombre y
qué es la naturaleza humana es importante evitar, de
nuevo, la tentación del dualismo. Sería dualismo,
en efecto, pensar que en el hombre hay una naturaleza
abstracta, intemporal, cuando resulta que somos seres
concretos, históricos, en unas determinadas circunstancias
que continuamente están en variación.

Pero también sería parcial el modelo
historicista o relativista, según el cual el hombre es
relativo a cada época, a cada cultura, etc.:
no habría una naturaleza humana, sino diversidad de seres
humanos en relación a los cuales los bienes del
hombre, los fines, la moralidad,
etc., variarían, no siendo ningún sistema mejor o
peor que su contrario.

Tan dualista es el racionalista que pretende hacer una
ciencia exacta
del hombre, como el historicista o relativista cultural. Para
unos, la naturaleza humana está, por así decir, por
encima del tiempo y del
espacio, impertérrita. Para otros, no existe sino lo que
existe son los individuos concretos. Ambas posturas nos abren al
conflicto
entre naturaleza y libertad:
¿es la nuestra una naturaleza libre?, ¿cabe
libertad si resulta que se impone una naturaleza dada?,
¿no supone la libertad que la realidad humana debe ser
creada por cada hombre?, ¿hay un conflicto entre
naturaleza y libertad?

Esta discusión se agudiza en Europa en
torno a 1800,
y ha sido frecuente en algunas escuelas científicas y
filosóficas modernas, para las cuales, el hombre o es
materia
evolucionada, o una libertad desarraigada, que se enfrenta a la
naturaleza al tener el deber de construirse su propia esencia. La
pregunta ¿qué es el hombre? Se contesta
diciendo: su historia. Y de ese modo
lo universal pierde su valor.

El hombre tiene una dimensión intemporal y otra
temporal, y no podemos prescindir de ninguna de las dos. Los
modelos
explicativos anteriores tienden a afirmar uno de los dos polos en
detrimento del otro. Intentaremos exponer el asunto de un modo no
dualista, de modo que se empiece a ver que la naturaleza humana
es libre: naturaleza y libertad, en el hombre, no pueden
separarse, como tampoco puede hacerlo el binomio alma y
cuerpo.

LOS
FINES DE LA NATURALEZA HUMANA

¿Qué es lo natural en el hombre? Lo que le
es propio: ejercer sus facultades. Lo natural en el hombre es,
por tanto, el desarrollo de sus capacidades. Ese
desarrollo se dirige a conseguir lo que es objeto de esas
facultades. Lo natural y propio del hombre es alcanzar su fin. Y
el fin del hombre es perfeccionar al máximo sus
capacidades, en especial las superiores (inteligencia y
voluntad; verdad y bien). La inteligencia busca el
conocimiento de la realidad. Cuando lo logra, alcanza la
verdad, que es el bien propio de la inteligencia: abrirse a lo
real. Querer lo verdaderamente bueno es ejercer la voluntad
perfeccionándola.

Lo natural en el hombre, como en todos los demás
seres tiene carácter de fin, es algo hacia lo
cual nos dirigimos. Este fin no se puede entender de
un modo cronológico (pues, en ese caso, sólo
tendrían verdadera naturaleza humana los hombres que
alcanzaran una determinada perfección y edad; los niños,
fetos, ancianos, enfermos mentales, etc., o no habrían
alcanzado esa naturaleza o la habrían perdido). No se dice
fin en sentido cronológico sino de un modo
más delicado al que hemos hecho referencia con
anterioridad: el fin del hombre es la verdad y el bien porque, de
hecho, ya desde el inicio de su existencia (y desde que
empieza a ejercer operaciones de un modo más visible)
anhela alcanzar la verdad y lograr el bien, y por eso mismo se
mueve hacia ellos desarrollando su historia. Es decir, por
naturaleza se posee desde el principio el fin que a la vez
(históricamente, o por razón) estructura la
tensión de esa búsqueda en que consiste nuestra
existencia.

La pregunta ¿qué es el hombre? se
transforma en esta otra: ¿eres capaz de llegar a
ser aquello a lo que, desde el inicio de tu existir, estás
llamado? "¿Qué hace el hombre a partir de
sí mismo, como ser que actúa libremente, o
qué puede y debe hacer?" Y así, descubrimos que "la
naturaleza se trasciende a sí misma en el hombre", "el
hombre supera infinitamente al hombre" (Pascal). La
naturaleza humana es auto trascendencia, apertura, actividad y
posesión de aquellos fines que le son propios: el hombre
sólo es él mismo cuando va más allá
de lo que es de un modo fáctico, hacia lo que
todavía no es pero que se le presenta como la única
posibilidad adecuada a la riqueza de su apertura, de su proyecto.
Renunciar a ello sería renunciar a la grandeza de la
vocación que todo hombre tiene por naturaleza o
–como afirma la teología-, sería renunciar a
la llamada que Dios (Trinidad de Personas) ha hecho "a cada"
hombre (persona). "La
realidad humana sólo está incoativamente
dada".

LA NATURALEZA
HUMANA Y LA ÉTICA

La naturaleza humana invita a alcanzar el fin que le es
más propio, a no conformarse con su punto de partida, sino
a aceptar la tensión del anhelo de
perfección, de excelencia, que hay en ella.
"Hombre, atrévete a ser quien eres", sería el
compromiso que plantea la capacidad de acción
del hombre. "Atreverse indica que depende de una
decisión de la voluntad de cada quien: el hombre en este
sentido es una tarea para sí mismo: en sus manos
está el acertar o el fracasar.

Justamente se puede hablar de vidas fracasadas si
resulta que ya está inscrita en toda existencia la
posibilidad de lo mejor. De no ser así, a lo sumo
podría decirse que hay distintas opciones, más o
menos atractivas pero igualmente válidas. De ese modo, ser
justo o injusto dependería de una decisión
emocional, pero no habría diferencia de valor entre esas
dos actitudes.
Pero la verdad es que eso no se lo cree nadie: el justo atrae, el
malvado repele. Pero centremos la atención sobre esa idea: el hombre es
libre. ¿De qué modo va a influir este hecho en
la acción de la persona?

Por un lado, el bien y la verdad sólo se pueden
alcanzar libremente. Nadie que no quiera puede llegar a ellos a
base de obligarle. Al final, la decisión de respeto del bien
de otros depende no tanto de los argumentos racionales que se le
den, como de su propia decisión de respeto. Si
tuviéramos que convencer a alguien de la conveniencia de
no maltratar a sus padres estaríamos tratando con una
bestia, y lo mejor sería cuidarse de que nos atacara
también a nosotros. No atender a razones es una de las
posibilidades a las que nos abre la libertad.

Además, no está asegurado alcanzar el
propio bien ni la verdad. Hay que quererlos. Los fines de la
naturaleza humana vienen exigidos (se anhelan, se buscan) pero se
pueden conseguir o no. Depende de la libertad, de que a mí
me dé la gana. Como decía Albert Camus:
"el hombre es la única criatura que se niega a ser lo
que ella es".

Los modos concretos de alcanzar la verdad y el bien no
están dados, porque es la libertad quien tiene que
elegirlos. Está dado el fin general de la naturaleza
humana (felicidad, perfección), pero no los medios que
conducen a esos fines. Es decir, hay muchísimo que
inventar, que decidir, a lo que aventurarse. La
orientación general está dada por nuestra
naturaleza, pero ésta necesita que la persona elija los
fines secundarios y los medios.

Y dado que no está asegurado que alcancemos los
fines naturales del hombre, la naturaleza humana tiene unas
referencias orientativas para la libertad; es decir, tiene unas
normas, unas leyes que le
permiten encauzar (libremente) el cumplimiento de ese anhelo
constitutivo. Si se cumple lo indicado en ellas estaremos un poco
más cerca del objetivo. Si
no se cumple, nos alejaremos de él.

La primera de las normas de esta
guía de la naturaleza humana" tradicionalmente se ha
formulado así: "Haz el bien y evita el mal". No un
bien y un mal externos y extraños a nosotros, sino nuestro
mejor bien, evitando lo que nos daña: hacer el bien y
evitar el mal es una invitación positiva a que cada uno
haga de sí mismo el mejor de los proyectos
posibles. Eso son las normas morales, que tienen como fin
establecer unos cauces para que la libertad elija de tal modo que
contribuya a los fines y tendencias naturales. La
ética estudia cómo y de qué modo son
obligatorias las normas morales, y cuáles son en concreto esas
normas o leyes.

Esas normas tampoco se cumplen necesariamente,
sino solamente si uno quiere. Pero están ahí porque
la realidad humana está ahí, y "tiene sus leyes",
sus caminos. Y es que el desarrollo de la persona y el logro de
sus fines naturales tienen un carácter moral,
ético. La ética es algo intrínseco a la
persona, a su educación, y a su
desarrollo natural. Es el criterio de uso de la
libertad.

Por tanto, no cabe entender la ética como un
"reglamento" que venga a molestar a los que viven según
les apetece. Sin ética no hay desarrollo de la persona, ni
armonía del alma. A poco que se considere quién es
el hombre, enseguida surge la evidencia de que, por ser persona,
es necesariamente ético: "la ética es aquel
modo de usar el propio tiempo seg´lun el cual el hombre
crece como un ser completo". La naturaleza humana se realilza y
perfecciona mediante decisiones libres, que nos hacen mejores
porque desarrollan nuestras capacidades. El hombre, o es
ético, o no es hombre.

Hemos dicho que los hábitos son importantes,
porque modifican al sujeto que los adquiere, modulando su
naturaleza de una determinada manera. Está claro que la
naturaleza humana se perfecciona con los hábitos,
porque hacen más fácil alcanzar los fines del
hombre. Está claro también que el hombre se
perfecciona a sí mismo adquiriéndolos: es entonces
"el perfeccionador perfectible": perfecciona al mundo, da
finalidades a las cosas al tenerlas, y actuando se perfecciona a
sí mismo.

Podemos definir al hombre como un ser
intrínsecamente perfectible." De todos modos
todavía es una respuesta demasiado abstracta. Por ejemplo,
el bien y la verdad nosotros los encarnamos siempre en los valores y
modelos: nadie actúa "por el bien", sino porque le gusta
el vino, el fútbol, una persona a la que quiere o la
música
rock. Por
tanto, si queremos ver lo que el hombre es a la luz de lo que
puede llegar a ser, es preciso entrar cuanto antes en un
planteamiento más concreto de su actividad. Empezaremos
por el tener corporal y la situación física
en la que el hombre vive. Más tarde nos referiremos al
lugar del conocimiento
en la vida humana, y después trataremos de la libertad con
la que actúa, entrando en los grandes temas de las
relaciones
interpersonales, el sentido de la vida, la vida social,
etc.

ANÁLISIS, RESUMEN EN INTERPRETACIÓN
DE LOS TEMAS

LA NATURALEZA HUMANA

Para responder a la pregunta "¿qué es el
hombre?" necesitamos estudiar la naturaleza humana.
Debemos tener muy claro que al hablar de esa naturaleza humana
nos estamos refiriendo a algo que forma parte de todos los seres
humanos y no a determinado grupo en
particular, así como también la palabra
"naturaleza" nos lleva a pensar en la esencia misma del
hombre y no simplemente en una particularidad de este, es
decir la raíz de lo que es el hombre. No hablamos
solamente de detalles acerca del hombre sino de lo que es en
sí.

En función de
comprender mejor de lo que estamos hablando al decir "la
naturaleza humana", presentamos a continuación algunas
definiciones de la palabra naturaleza:

Estos conceptos de naturaleza nos abren a una idea
general de lo que esa palabra significa, pero debemos sin
embargo tener presente que la palabra "naturaleza" puede ser
aplicada a muchísimas cosas, pero nuestro objeto de
estudio es la "naturaleza humana". Entonces tomaremos el
significado común que la palabra naturaleza tiene, con
la única diferencia que la aplicaremos
específicamente al hombre, llegando a tener la
expresión NATURALEZA HUMANA.

LA
TELEOLOGÍA NATURAL

Comenzaremos primeramente definiendo el concepto de la
palabra "teleología": término filosófico
usado para referirse a la doctrina de las causas finales. Nos
resulta importante manejar este concepto porque vamos a usar
repetidamente el término "teleología" en los
siguientes párrafos.

La naturaleza del hombre no puede ser algo independiente
del crecimiento y desarrollo que lleva al ser humano a un fin
determinado y a la perfección. Parte de la naturaleza que
posee cualquier ser vivo es el impulso o inclinación de
crecimiento y desarrollo dirigidos hacia un fin
específico. Solamente los seres inertes o sin vida pueden
permanecer quietos sin necesitar ningún tipo de movimiento,
pero eso no sucede con los seres vivos, tal como se
estudió en el primer capítulo del libro
FUNDAMENTOS DE ANTROPOLOGÍA, que llevaba el nombre de LA
VIDA SENSITIVA.

Ese movimiento en los seres vivos se convierte o llega a
ser el crecimiento y desarrollo en busca de los fines que le son
propios a cada ser vivo. Es importante también mencionar
que ese fin puede ser llamado también perfección.
Todos vamos tras una perfección, pues todos vamos en busca
de nuestro telos, que representa nuestra felicidad o fin
último que perseguimos cada ser vivo. También
podemos usar la palabra "plenitud" en lugar de la palabra
"perfección", de modo que todos los seres humanos nos
dirigimos a determinada plenitud o perfección.

Otro término que aparece dentro de todo este
contexto y que puede ser usado de la misma manera es el "bien".
Todos nos buscamos un bien, aunque ese bien es diferente para
cada uno, pero sin embargo todos vamos tras lo que es bueno para
alcanzar nuestros fines o nuestra perfección o plenitud.
Esto significa que teniendo un fin específico,
llegaré a alcanzarlo a través de aquello que es
bueno en función de alcanzar el fin propuesto. El bien se
dirige o proyecta hacia un fin o perfección, por lo cual
forma parte dentro de la teleología natural que
caracteriza a los seres humanos.

La naturaleza humana es algo que ya todos traemos y
significa un punto de partida para todos pero a la vez no es algo
estático, sino dinámico, de modo que es la misma
naturaleza humana la que nos lleva a nuestro fin o plenitud
durante el curso de nuestras vidas, es decir que es algo con lo
que nacemos pero no es algo que desaparece cuando nacemos, sino
que sigue con nosotros todo el tiempo y durante toda nuestra vida
nos mueve a alcanzar nuestra plenitud.

Hay una forma sencilla pero realmente importante con la
cual podemos comprobar que la naturaleza humana tiene un
carácter teleológico que nos mueve al crecimiento,
y es el hecho que vemos como algo natural en todas las personas
los anhelos y la inquietud de ser más, cuya
explicación es que todas las personas estamos hechas para
ese crecimiento como parte de nuestra misma
naturaleza.

Es por este carácter teleológico que tiene
la naturaleza humana que podemos decir que a la naturaleza se le
ha llamado principio de operaciones, ya que no es algo que
termina al nacer, sino una naturaleza que nos
acompañará toda la vida motivándonos a
alcanzar nuestras propias finalidades, por lo cual decimos que la
naturaleza humana tiene un carácter final y por tanto
teleológico.

Hay dos ramas del pensamiento
que hay criticado la afirmación teleológica en el
ser humano, y estas son el racionalismo y el vitalismo.
Veamos el significado de estos dos términos dentro del
ámbito filosófico:

  • Racionalismo: doctrina cuya base es la
    omnipotencia e independencia de la razón humana.
    Doctrina que pone el origen de las ideas en la razón y
    no en la experiencia. Dentro de la filosofía, se sabe
    que en la antigüedad fueron racionalistas varias escuelas
    griegas. Pero el racionalismo por antonomasia es el iniciado
    por Descartes en
    el siglo XVII y sus principales representantes son,
    además de él, Malabranche, Spinoza, Leibniz y
    Wolf. Esta corriente se considera opuesta al empirismo,
    aunque Kant y otros
    autores intentaron una síntesis
    entre estas tendencias.
  • Vitalismo: tendencia
    filosófico-biológica que proclama la existencia
    de un principio o una fuerza vital
    irreductible a procesos
    fisicoquímicos.

El racionalismo y el vitalismo se oponen a la
afirmación de la teleología natural en el hombre
porque dicen que es una imposición exterior sobre los
seres humanos, de manera que perderían la
característica de su libertad. El problema se presenta
cuando el racionalismo y el vitalismo tratan de enfocar la
teleología como algo extraño a la naturaleza humana
que llega a imponerse o a introducirse desde el mundo exterior al
interior, de modo que violenta nuestra naturaleza.

Pero eso no es cierto porque la teleología es
parte de nuestra misma naturaleza humana y por tanto no proviene
del exterior ni se nos trata de imponer, pues es algo que nos
pertenece o que viene ya con nosotros como algo natural en el
hombre desde el momento en que nacemos. La teleología nos
ayuda a desplegar y desarrollar nuestras propias tendencias hasta
perfeccionarlas. La teleología no es un objetivo o fin
externo que le quita al hombre la capacidad de tomar desde
adentro sus propias decisiones. Por el contrario podemos afirmar
que la teleología es la que dirige al hombre hacia la
plenitud de lo que es capaz de llegar a ser.

Todo ser vivo va en busca de una plenitud, pues
naturaleza todos los seres humanos nacemos con la
inclinación hacia el bien, la excelencia y la
perfección, lo cual será logrado mediante el
crecimiento y desarrollo. Incluso se puede llegar a decir que lo
más importante en el hombre son los fines, pues es aquello
que nos mueve a hacer las cosas, esto significa los objetivos o
inclinaciones que tenemos. Todos poseemos la búsqueda de
la excelencia en el ámbito de nuestros propios fines. Cada
uno poseemos esas inclinaciones como punto de partida dentro de
nuestro carácter teleológico, pero cada uno somos
responsables de llevar a feliz culminación esa
inclinación natural, lo cual es una tarea individual que
tenemos como seres humanos.

DIFICULTADES DEL CONCEPTO DE NATURALEZA
HUMANA

Uno de los errores que se dan y que debemos evitar es
pensar en el hombre como un dualismo. No hay que pensar en
el hombre como teniendo una naturaleza abstracta e
intemporal, sino más bien sabiendo que tiene una
naturaleza concreta e histórica.

La naturaleza humana tampoco debe ser vista a
través del modelo historicista o relativista, que
habla de la naturaleza del hombre como algo que será
independiente y diferente para cada persona dependiendo de su
cultura, época en la que vive, el modelo o estructura
social, etc. Esto daría lugar a hablar de varias
naturalezas humanas, lo cual no puede ser posible porque la
naturaleza humana es solamente una porque la especie humana es
asimismo una.

Dentro del estudio de la naturaleza humana encontramos
dos extremos: el primero de ellos es el racionalista, que trata
de estudiar al hombre como una ciencia exacta que está por
encima del tiempo y espacio; y el segundo es el extremo del
historicista o relativista cultural, que se enfoca
únicamente en individuos concretos y no en una naturaleza
como tal. Desde estos enfoques parece presentarse un conflicto
entre naturaleza y libertad, lo cual debe ser aclarado,
para lo cual decimos que la naturaleza humana, aunque nos viene
dada a todas las personas al nacer sin que elijamos tener esta
naturaleza (pues nacemos sin que nadie nos pregunte si queremos
hacerlo o no con esta naturaleza), no limita nuestra libertad ni
está en contra de ella.

El racionalista y el historicista o relativista cultural
se formulan las siguientes preguntas respecto a la naturaleza
humana y la libertad:

  • ¿Es la nuestra una naturaleza
    libre?
  • ¿Cabe libertad si resulta que se impone una
    naturaleza dada?
  • ¿No supone la libertad que la realidad
    humana debe ser creada por cada hombre?
  • ¿Hay un conflicto entre naturaleza y
    libertad?

Se sabe que estas preguntas han llegado a ser una
discusión que llegó a agudizarse en Europa en torno
a 1800, y que no solamente se generó en esa época
sino que también ha venido siendo frecuente en algunas
escuelas científicas y filosóficas modernas. Dentro
de este pensamiento se dan únicamente dos opciones
respecto a la naturaleza humana y a la libertad, que son las
siguientes:

  1. El hombre es "materia evolucionada":
    con esto se enfatiza la naturaleza humana y se deja de lado
    la libertad.
  2. El hombre es "libertad desarraigada":
    con esto se enfatiza la libertad y se deja de lado la
    naturaleza humana.

Sabemos que se trata de decir es que la naturaleza
humana en su esencia es algo inherente o que ya se trae
intrínsecamente sin que se pueda separar del hombre, pero
eso no nos priva de nuestra libertad ni tampoco significa que por
ello no seamos seres libres o con voluntad propia. La naturaleza
humana no se opone a la libertad propia del hombre. No debemos
ver la naturaleza humana como una serie de "reglamentos que
vienen de fábrica" y que nos mueven a actuar de cierta
manera sin haber uso de nuestra libertad y voluntad
individual.

La naturaleza del hombre tiene un carácter
universal, por lo cual no se puede tomar la historia como base
para responder a la pregunta ¿qué es el hombre? o
para explicar exactamente la naturaleza del hombre, pues la
historia puede ser relativa a determinado lugar y no es
fácil darle un carácter universal como para que nos
permita comprender verdaderamente la naturaleza del hombre o
quién es el hombre.

Así como no podemos separar el alma del cuerpo
para que exista el hombre, tampoco podemos separar del hombre su
naturaleza de su libertad, pues ambas caminan juntas y no debemos
ver la naturaleza del hombre como opuesta a la libertad del
hombre ni viceversa.

LOS
FINES DE LA NATURALEZA HUMANA

La naturaleza humana no incluye únicamente
aspectos físicos o corporales, sino que parte de la
naturaleza propia del hombre es el crecimiento que nos lleva a
desarrollar nuestras capacidades y a ejercer nuestras facultades.
Los seres humanos tenemos como parte de nuestra misma naturaleza
el alcanzar nuestros fines.

La naturaleza humana nos mueve o inclina al
perfeccionamiento máximo de nuestras capacidades o
facultades, sobre todo de estas (capacidades
superiores):

  1. Inteligencia: va en busca de la
    verdad a través del conocimiento de la
    realidad. Al conocer esa realidad que ha buscado, alcanza la
    verdad, que podríamos definirla como el bien propio
    de la inteligencia: abrirse a lo real.
  2. Voluntad: va en busca del bien
    a través de querer lo que es verdaderamente bueno. De
    esa manera podremos ejercer la voluntad hasta llegar a
    perfeccionarla, que es el lo que se pretende.

Entonces podemos hacer una importante afirmación
sobre la naturaleza humana al decir enfáticamente
qué es lo natural en el hombre: ejercer sus facultades o
desarrollar sus capacidades. Esto lo hace con la inteligencia en
busca de la verdad y con la voluntad en busca del bien, tal como
aparece en el siguiente esquema:

Los fines de la naturaleza humana son:

  1. La verdad.
  2. El bien.

Estos dos fines son reales en el ser humano y no se les
puede dar a estos fines un sentido estrictamente
cronológico porque se aplica al género humano en
general y a cada persona en particular, pero no se puede decir
que se necesita determinada edad, madurez o desarrollo mental
para tener parte en estos dos fines porque eso
significaría decir que los fetos, ancianos, enfermos
mentales, etc. Son menos humanos que los que se encuentran en la
edad de pleno potencial y desarrollo mental de sus vidas, como lo
es la juventud.

Lo que es natural en el hombre no es simplemente un
principio, sino que presenta carácter de fin, es decir
algo hacia lo cual nos dirigimos. Nuestra naturaleza es algo
dinámico y no estático. Como se ha dicho
anteriormente, dentro de la naturaleza misma del hombre
encontramos el crecimiento y desarrollo encaminados a un fin (que
es la perfección o perfeccionamiento en el bien que
queremos alcanzar). Es por ello que la naturaleza humana
involucra el aspecto dinámico de crecimiento y desarrollo
encaminado a un fin determinado que representa la
perfección tras de la cual vamos.

LA NATURALEZA HUMANA Y LA
ÉTICA

Es la misma naturaleza humana la que nos inclina o
invita a alcanzar el fin que nos es más propio, esto
significa no conformarnos con el punto de partida. Es verdad que
la naturaleza humana involucra también el punto de
partida, pero no se queda ahí, sino que esta naturaleza
nos da un anhelo o deseo de perfección y excelencia.
Nuestra naturaleza humana nos inclina o mueve a alcanzar nuestros
fines, con perfección y excelencia por
supuesto.

El éxito y
el fracaso existen dentro de la naturaleza humana porque en el
hombre existe siempre la posibilidad de algo mejor, de una
perfección. Cuando hablamos de "vidas fracasadas" estamos
presuponiendo que hay una contraparte, la cual sería:
"vidas exitosas". Eso significa que hay algo mejor. Esta
tendencia o inclinación de todo ser humano a buscar el
éxito y de evitar el fracaso, nos da una clara prueba de
que la naturaleza humana se dirige hacia la perfección, el
bien y la verdad; lo cual lo ha de buscar y encontrar mediante la
inteligencia y la voluntad. El hombre debe decidir triunfar en
vez de fracasar a través de buenas decisiones tomadas
desde nuestra libertad.

Cuando decimos que el justo atrae y el malo repele
estamos reconociendo la inclinación del hombre hacia el
bien. Cuando decimos que la mentira es mala estamos reconociendo
nuestra inclinación hacia la verdad como parte de nuestra
naturaleza humana.

Todos los seres humanos estamos inclinados hacia el
bien, reflejando esa parte de nuestra naturaleza que nos lleva
hacia la verdad y el bien mismo. Sin embargo, aunque todos
compartimos esa misma naturaleza, independientemente del
país, época, sociedad,
cultura, etc. En la que vivamos, nadie nos puede obligar a hacer
el bien a pesar de que el bien y la verdad sean parte de nuestra
naturaleza humana. Eso es parte de nuestra misma libertad,
gracias a la cual decidimos lo que queremos hacer con nuestras
vidas independientemente de que alguien nos presente argumentos
razonables y correctos para hacer o dejar de hacer algo. Esto lo
vemos ilustrado en el caso de las personas que saben por ejemplo
que fumar es malo y se les ha presentado una serie de argumentos
lógicos y razonables que les muestran lo dañino que
es fumar y los graves daños que puede llegar a ocasionar a
la salud el hecho de
continuar fumando, ¡pero lo siguen haciendo!
¿Cómo se explica eso?

Para dar respuesta a la pregunta presentada y
comprenderlo esa actitud,
debemos partir del hecho que el bien y la verdad sólo
se pueden alcanzar por medio de nuestra propia libertad, pues
ambas cosas las tenemos a nuestra disposición pero nadie
nos obliga a encaminarnos hacia el bien ni hacia la verdad.
Necesitaremos de la voluntad para llegar a la verdad y de la
voluntad para llegar al bien, pero en ambos casos estamos
ejerciendo nuestra libertad.

Todos tenemos un fin al cual debemos llegar pero no se
nos dan los medios de cómo alcanzar ese fin, y es
ahí donde entra en juego la
libertad, pues somos responsables de seleccionar los medios a
utilizar para llegar a nuestros fines. Esto es porque los medios
no vienen dados, de modo que tenemos que buscarlos hasta
encontrarlos.

Ahora hablaremos un poco de la ética en
relación a todo esto, y comenzaremos con la siguiente
pregunta: ¿Qué relación tiene la
ética con la naturaleza humana? Primero que nada, la
ética es algo intrínseco a la persona, a su
educación, y a su desarrollo natural. La ética es
el criterio de uso de la libertad. Pero si decimos que la
ética es algo intrínseco a la persona y sabemos que
la naturaleza humana es la misma esencia de cualquier persona,
entendemos claramente que entre la naturaleza humana y la
ética hay una notable e indiscutible
relación.

El hombre es por naturaleza ético. La naturaleza
humana puede ir perfeccionándose a través de
hábitos, los cuales tienen que ser éticos. Dentro
de esto encontramos la libertad, pues los hábitos los
elegimos libremente y eso nos permitirá perfeccionarnos
hasta lograr un carácter verdaderamente
ético.

Para comprender gráficamente la relación
entre la naturaleza humana y la ética veremos el siguiente
esquema:

En el esquema anterior apreciamos claramente la
relación entre la naturaleza humana y la ética,
pues la misma naturaleza humana nos encamina o inclina hacia la
ética.

CUESTIONARIO

  1. Virtud, calidad, esencia y propiedad
    característica de cada ser.

  2. ¿Qué significa la palabra
    "naturaleza"?

    Es un término filosófico usado para
    referirse a la doctrina de las causas finales.

  3. ¿Qué es la
    "teleología"?

    La tendencia a crecer y desarrollarse hasta alcanzar
    nuestro telos, fin y perfección.

  4. Mencione algunas características de la
    teleología en el ser humano.

    Eso nos demuestra que el hombre busca siempre
    alcanzar la perfección y tiene por tanto la tendencia
    al crecimiento y desarrollo.

  5. Sabemos que en el hombre existe un anhelo e
    inquietud de ser más. ¿Qué
    relación tiene eso con el carácter
    teleológico del hombre?

    El racionalismo y el vitalismo.

  6. Mencione algunas ramas filosóficas que han
    criticado la afirmación de una naturaleza
    teleológica en el ser humano.

    Doctrina cuya base es la omnipotencia e
    independencia de la razón humana, poniendo el origen
    de las ideas en la razón y no en la
    experiencia.

  7. ¿Qué es el racionalismo?

    Tendencia filosófico-biológica que
    proclama la existencia de un principio o una fuerza vital
    irreductible a procesos fisicoquímicos.

  8. ¿Qué es el vitalismo?

    Porque la naturaleza humana se inclina al
    crecimiento y desarrollo encaminado a un fin o
    perfección, de modo que no termina simplemente al
    nacer.

  9. ¿Porqué decimos que la naturaleza del
    hombre tiene un carácter dinámico?

    No es opuesta, porque nuestra naturaleza solamente
    nos da inclinaciones hacia el bien y hacia la verdad, pero de
    ninguna manera nos roba la libertad, pues al final somos
    nosotros los que decidimos lo que queremos hacer con nuestras
    vidas.

  10. Algunos ven un conflicto entre una naturaleza humana
    que ya viene dada y la libertad que nos permite decidir sin
    ningún tipo de coacción. ¿Es opuesta la
    naturaleza humana a la libertad? Sí, no.
    Porqué.

    Lo que le es propio: ejercer sus facultades, es
    decir el desarrollo de sus capacidades.

  11. ¿Qué es lo natural en el
    hombre?

    La inteligencia y la voluntad.

  12. El fin del hombre es perfeccionar al máximo
    sus capacidades, mencione cuales en especial.

    A través de la verdad o el conocimiento de la
    realidad.

  13. ¿Cómo perfecciona el hombre la
    inteligencia?

    A través del bien.

  14. ¿Cómo perfecciona el hombre la
    voluntad?

    Porque es algo hacia lo cual nos dirigimos,
    según estudiamos en la teleología
    natural en la naturaleza humana.

  15. ¿Porqué la naturaleza en el hombre
    tiene carácter de fin?

    No, porque en ese caso sólo tendrían
    verdadera naturaleza humana los hombres que alcanzaran una
    determinada perfección y edad.

  16. ¿Es correcto decir que la naturaleza del
    hombre o su fin tiene un carácter cronológico?
    Sí, no. Porqué.

    Que si hay una vida fracasada es porque existe la
    posibilidad de algo mejor (la vida exitosa). Entonces esto
    nos muestra que
    la naturaleza humana está inclinada al crecimiento y
    desarrollo, lo cual nos lleva a la perfección, de modo
    que se nos presenta la realidad de la teleología
    natural en el hombre.

  17. Cuando decimos que hay vidas exitosas y vidas
    fracasadas, ¿qué podríamos afirmar con
    respecto a la naturaleza humana?

    La ética.

  18. ¿Cuál es el criterio de uso de la
    libertad?

    Sí.

  19. ¿Tiene el desarrollo de la persona y el logro
    de sus fines naturales un carácter moral y
    ético? Sí, no.

    Los hábitos.

  20. Dijimos que la naturaleza humana se perfecciona
    con:
  21. El hombre se perfecciona a sí mismo desde
    adentro, ¿a través de qué lo hace y
    qué es lo que logra?

Lo hace a través de la libertad y logra la
plenitud humana o felicidad (telos o fin
último).

CONCLUSIÓN

Estudiar la naturaleza humana no es en definitiva una
tarea fácil, pues el ser humano es cambiante, tiene
diferentes comportamientos, personalidades, preferencias, etc. No
es como estudiar algún elemento químico o una
planta, pues el ser humano es mucho más que eso. Tampoco
se pueden dar fórmulas matemáticas inequívocas que reflejen
la naturaleza del hombre o que digan lo que una persona
haría en determinada situación.

Pese a la difícil tarea que representa el estudio
de la naturaleza humana, en este trabajo hemos trabajado en el
análisis del carácter dinámico que tiene
nuestra naturaleza, es decir que hemos hecho mucho énfasis
en decir que nuestra naturaleza como seres humanos no termina al
nacer, sino que sigue siempre con nosotros hasta el día
que morimos, ya que siempre tenemos nuevos objetivos, fines y
metas, a tal grado que morimos soñando.

Hemos podido aprender a través de este estudio
que el anhelo y deseo de superación y crecimiento es algo
natural en los seres humanos, y en alguna medida es lo que le da
sentido a nuestras vidas, pues si nuestra sociedad se encuentra
todos los días en movimiento, ya sea trabajando,
estudiando, aprendiendo nuevas cosas, etc. es precisamente porque
todos vamos tras algo, tenemos metas, fines y una razón
por la cual vivir.

Este estudio nos ha sido de utilidad para
reflexionar en la importancia de proyectarnos de la mejor manera
hacia una vida ética y a perfeccionarnos hasta llegar a
los fines para los cuales hemos sido llamados, es decir encontrar
el propósito de nuestras vidas. Nos hemos dado cuenta de
esa forma que nuestra naturaleza no termina al nacer, sino que va
con nosotros en nuestro crecimiento y desarrollo hasta llegar a
una plenitud que todos queremos, lo cual podría traducirse
diciendo que vamos tras la felicidad.

 

Jaime Montoya
webmaster[arroba]jaimemontoya.com
www.jaimemontoya.com

Universidad Católica de Occidente – Facultad de
Ingeniería y Arquitectura
Santa Ana, 30 de marzo de 2005
El Salvador

Partes: 1, 2
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